sábado, 17 de junio de 2017

SUMA TEOLÓGICA - SANTO TOMAS DE AQUINO



    Objeciones por las que parece que en Dios no es lo mismo esencia y ser:

  1. De ser así, nada se añadiría al ser divino. Como quiera que el ser al que no se le añade nada no es más que el ser en abstracto aplicable a todo, se sigue que Dios es el ser en abstracto aplicable a todo. Pero esto es falso, según aquello de Sab 14,21: A leños y piedras les impusieron aquel Nombre sublime. Por lo tanto, la existencia de Dios no es lo mismo que su esencia.

  2. De Dios podemos saber si es, como se dijo (q.2 a.2). Pero no qué es. Por lo tanto, no es lo mismo el ser de Dios que su esencia o naturaleza, es decir, lo que es.


    Contra esto: está lo que dice Hilario en VII De Trin. El Ser en Dios no es un accidente, sino la verdad subsistente. Lo que subsiste en Dios es su mismo ser.


    Respondo: Dios no es sólo su esencia, como quedó demostrado (a.3), sino también su ser. Lo cual se puede demostrar de muchas maneras.
  1) Porque todo lo que se da en un ser y no pertenece a su esencia, tiene que ser causado, bien por los principios de su esencia, como ocurre con los accidentes de la especie. Ejemplo: El poder reír es propio del hombre y brota de los principios de su esencia. O bien por algo externo. Ejemplo: El calor del agua está causado por el fuego. Si, pues, en un ser su ser es distinta a su esencia, es necesario que el ser de dicho ser esté causado por algo externo a él o por los principios propios de su esencia. No obstante, es imposible que los propios principios de la esencia de un ser causen su ser, porque todo ser creado no es causa de su propio ser; por eso, siendo distintas en él esencia y ser, el ser tiene que ser causado por otro. Nada de todo esto se puede aplicar a Dios, pues sostenemos que Dios es la primera causa eficiente. Por lo tanto, es imposible que en Dios una cosa sea su ser y otra su esencia.

 2) Existir es la forma o naturaleza en acto. De hecho, la bondad o la humanidad no estarían en acto si no tuvieran lo que nosotros entendemos por existir. Es necesario, pues, que entre la existencia y esencia en un ser veamos la misma relación que hay entre la potencia y el acto. Como quiera que en Dios nada es potencial, como quedó demostrado (a.1), se deduce que en Él no hay distinción entre su esencia y su existencia. Así, pues, su esencia es su existencia.

 3) Así como lo que tiene fuego y no es fuego es fuego por participación, de la misma forma lo que tiene existencia y no es existencia, es ser por participación. Por su parte, Dios es su esencia, como quedó demostrado (a.3). Si, en cambio, no fuera su propia existencia, sería ser por participación, no por esencia. Tampoco sería el primer ser; y sostener esto es absurdo. Por lo tanto, Dios es su propio existir y no sólo su esencia.


    A las objeciones:

  1.
Algo a lo que no se añade nada es una expresión que puede entenderse de dos maneras. Una, cuando por naturaleza no se admite algo. Ejemplo: Propio del animal irracional es que no tenga razón. Otra, cuando no se añade nada a algo porque por naturaleza no hay por qué hacerlo. Ejemplo: El animal en general no tiene razón porque no es de su naturaleza tenerla, como tampoco no tenerla. El primer sentido expresado, ser sin adición, corresponde al ser divino; el segundo, al ser en general.

 2. Ser puede tener dos sentidos. Uno, con el significado de existir; otro, con el significado de unión en una proposición, esto es, cuando el entendimiento une el predicado con el sujeto. Con la primera acepción de ser no podemos conocer el ser de Dios, tampoco su esencia. Pero con la segunda acepción sí, pues sabemos que la proposición que hacemos de Dios al decir Dios existe, es verdadera. Esto lo sabemos por sus efectos, como quedó dicho (q.2 a.2).



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