TIEMPO PASCUAL
MIÉRCOLES DE SEMANA IV
10 de Mayo
Quien tiene fe en Jesús entra en la vida, en la luz que es ésta presencia de amor transformante y sanante. La necesidad de creer en el Hijo y en su misión están motivadas en el hecho de que Él es el que trae la luminosidad a éste lugar donde tenemos grandes preguntas ¿por qué el dolor? ¿cuál es la raíz del sufrimiento? ¿dónde está el sin sentido de iniquidad del pecado? dirá Pablo. Es el desamor.
Jesús ha venido a poner luz sobre éste lugar e invita a adherir a éste lugar. Es el lugar del amor como lo esencial de la vida. La luz disipa las sombras que oscurecen ésta dimensión esencial de la vida del hombre llamado a amar y a permanecer en el amor. Quien recibe ésta luz de vida escapa de las sombras de la muerte. Entre luces y sombras se juega nuestra vida.
La luz viene de manos de aquella presencia misteriosa y escondida, como aquel tesoro del que nos habla el evangelio por el cual vale la pena venderlo todo. Jesús, es el amor del Padre entregado a nosotros. Esto es lo que verdaderamente permanece y esto es lo esencial por lo cual debemos optar una vez más. El que acoge ésta luz escapa de las tinieblas de la muerte, se salva a si mismo de la situación de ceguera en que con frecuencia nos encontramos.
Fuente: Extracto meditación del P. Javier Soteras
Jesús ha venido a poner luz sobre éste lugar e invita a adherir a éste lugar. Es el lugar del amor como lo esencial de la vida. La luz disipa las sombras que oscurecen ésta dimensión esencial de la vida del hombre llamado a amar y a permanecer en el amor. Quien recibe ésta luz de vida escapa de las sombras de la muerte. Entre luces y sombras se juega nuestra vida.
La luz viene de manos de aquella presencia misteriosa y escondida, como aquel tesoro del que nos habla el evangelio por el cual vale la pena venderlo todo. Jesús, es el amor del Padre entregado a nosotros. Esto es lo que verdaderamente permanece y esto es lo esencial por lo cual debemos optar una vez más. El que acoge ésta luz escapa de las tinieblas de la muerte, se salva a si mismo de la situación de ceguera en que con frecuencia nos encontramos.
Fuente: Extracto meditación del P. Javier Soteras
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