MISTERIOS GOZOSOS
(Lunes y Sábado)
PRIMER MISTERIO GOZOSO
EL ANUNCIO DEL ÁNGEL A MARÍA Y LA ENCARNACIÓN
DEL HIJO DE DIOS EN SU SENO VIRGINAL
Del Evangelio según san Lucas: (1, 2638)
A los seis meses Dios mandó al ángel Gabriel a un pueblo de Galilea llamado Nazaret, donde vivía una joven virgen llamada María... El ángel entró en el lugar donde ella estaba y le dijo: - ¡Salve, llena de gracia! El Señor está contigo... No tengas miedo, pues tú gozas del favor de Dios. Ahora vas a quedar encinta, tendrás un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será un gran hombre al que llamarán Hijo del Dios Altísimo, y Dios, el Señor, lo hará rey, como a su antepasado David, para que reine por siempre sobre el pueblo de
Jacob. Su reinado no tendrá fin... El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Dios altísimo se posará sobre ti. Por eso , el niño que va a nacer será llamado Santo e Hijo de Dios... María respondió al ángel: - Yo soy esclava del Señor. Que Dios haga conmigo como me has dicho.
REFLEXIÓN
La encarnación de Jesús en el seno virginal de María es el acontecimiento central de la Historia de nuestra Salvación, la plenitud de los tiempos de la que habla san Pablo en su carta a los cristianos de Galacia: "Cuando se cumplió el tiempo, Dios envió a su Hijo, que nació de una mujer, sometido a la ley de Moisés, para rescatarnos a los que estábamos bajo esta ley y concedernos gozar de los derechos de hijos de Dios" (Gálatas 4,4-5).
Jesús, el hijo de María, es Dios mismo en medio de nosotros. Dios que toma nuestra carne humana, con todo lo que ello implica, para vivir a nuestro lado, para compartir nuestras penas y nuestras alegrías, para llenar nuestra vida de amor, de alegría, de esperanza y de paz, para enseñarnos a ser hermanos los unos de los otros, porque todos somos hijos del mismo Padre, que nos ama intensamente.
Mientras rezamos las diez Avemarías de este Primer Misterio del Rosario, tratemos de pensar en los sentimientos que este acontecimiento único en la historia, suscitó en el corazón de María. En su fe, en su entrega generosa y confiada a la Voluntad salvadora de Dios; en su amor de creyente, de mujer y de madre; y en lo que su "SÍ" generosos significó y significa para la humanidad de todos los tiempos y lugares.
Jesús, el hijo de María, es Dios mismo en medio de nosotros. Dios que toma nuestra carne humana, con todo lo que ello implica, para vivir a nuestro lado, para compartir nuestras penas y nuestras alegrías, para llenar nuestra vida de amor, de alegría, de esperanza y de paz, para enseñarnos a ser hermanos los unos de los otros, porque todos somos hijos del mismo Padre, que nos ama intensamente.
Mientras rezamos las diez Avemarías de este Primer Misterio del Rosario, tratemos de pensar en los sentimientos que este acontecimiento único en la historia, suscitó en el corazón de María. En su fe, en su entrega generosa y confiada a la Voluntad salvadora de Dios; en su amor de creyente, de mujer y de madre; y en lo que su "SÍ" generosos significó y significa para la humanidad de todos los tiempos y lugares.
INTENCIÓN
Elevemos una oración a Dios por todas las madres del mundo, que están esperando un hijo, particularmente por aquellas que enfrentan dificultades de salud, y por quienes están siendo tentadas de acudir al aborto, como un medio para solucionar sus problemas de pobreza, su miedo a encarar con responsabilidad las consecuencias de sus actos, o su debilidad para enfrentar los problemas que un hijo no planeado o no deseado, por diferentes circunstancias, puede traer consigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario