TIEMPO ORDINARIO
DOMINGO DE LA SEMANA XIII
02 de Julio
“Si alguno quiere venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo,
cargue con su cruz, y me siga.”
El Salvador no está solo en el camino de la cruz y no sólo hay enemigos que le acosan, sino también hay hombres que le apoyan: como modelo de los seguidores de la cruz de todos los tiempos tenemos a la Madre de Dios; como tipo de aquellos que asumen el peso del sufrimiento impuesto y soportándolo reciben su bendición, tenemos a Simón de Cirene; como representante de aquellos que aman y se sienten impulsados a servir al Señor está Verónica. Cualquiera que a lo largo del tiempo haya aceptado un duro destino en memoria del Salvador sufriente, o haya asumido libremente sobre sí la expiación del pecado, ha expiado algo del inmenso peso de la culpa de la humanidad y ha ayudado con ello al Señor a llevar esta carga; o mejor dicho, es Cristo-Cabeza quien expía el pecado en estos miembros de su cuerpo místico que se ponen a disposición de su obra de redención en cuerpo y alma.
Podemos suponer que viendo a estos fieles que le habrían seguido en el camino del dolor, fortaleció al Salvador en la noche del monte de los olivos. Y la fuerza de estos portadores de la cruz viene en su ayuda después de cada caída. Los justos de la Antigua Alianza le acompañan en el camino entre la primera y la segunda caída. Los discípulos y discípulas, que se reunieron en torno a El durante su vida terrena, son los que le ayudan en el segundo tramo. Los amantes de la cruz que El suscitó y que nuevamente y siempre suscitará en la historia cambiante de la Iglesia militante, son sus aliados en el tiempo final. A ello hemos sido llamados también nosotros.
Fuente: ©Evangelizo.org
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