viernes, 7 de julio de 2017

MISTERIOS DEL SANTO ROSARIO - ESPIRITUALIDAD

MISTERIOS DOLOROSOS
(Martes y Viernes)

    Los Misterios Dolorosos tienen como objetivo recordarnos los momentos más significativos de la Pasión y la Muerte de Jesús, por nuestra salvación.
Nos acercamos a contemplar estos Misterios, con profunda humildad y gran devoción, por lo que ellos representan para cada uno de nosotros y para el mundo entero, incluyendo, sin duda, a quienes ni siquiera saben de ello.


PRIMER MISTERIO DOLOROSO

JESÚS ORA AL PADRE EN EL HUERTO DE GETSEMANÍ

Del Evangelio según San Marcos: (14, 26.32-36)

    Después de cantar los himnos se dirigieron al monte de los Olivos. Llegaron a un lugar llamado Getsemaní, y Jesús dijo a sus discípulos: "Siéntense aquí mientras voy a orar". Y llevó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan. Comenzó a llenarse de temor y angustia, y les dijo: "Siento en mi alma una tristeza de muerte. Quédense aquí y permanezcan despiertos". Jesús se adelantó un poco, y cayó en tierra suplicando que si era posible no tuviera que pasar por aquella hora. Decía: "Abbá - Padre - para ti todo es posible, aparta de mi esta copa. Pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú". 

REFLEXIÓN
 
    La oración fue para Jesús, a lo largo de toda su vida, un elemento de vital importancia; los evangelios nos dan testimonio de ello. En la oración, Jesús encontró siempre la fuerza que necesitaba para enfrentar los momentos difíciles,  y para cumplir a cabalidad la misión que el Padre le había encomendado, como su Mesías Salvador. Por eso, en esta situación particularmente peligrosa y complicada para él, acudió a ella sin vacilación y con absoluta confianza. De ella, de la comunicación con su Padre, sacó la humildad, la paciencia, la entereza, el valor y el infinito amor que necesitaba para enfrentar a sus enemigos, conforme a la Voluntad salvadora de Dios que le pedía amar hasta el extremo.
 
    La oración hizo que su amor fuera más grande que su temor; su fe en Dios más fuerte que su deseo legítimo de evitar el sufrimiento; su generosidad más poderosa que el odio de sus enemigos; su humildad más profunda y verdadera que la falsedad y la cobardía de quienes querían deshacerse de él, porque sus enseñanzas no les satisfacían y su obrar les incomodaba.
 
INTENCIÓN

    En esta primera decena del Rosario, pidamos a Jesús que nos dé un corazón orante como el suyo, y que por la fuerza y sinceridad de nuestra oración, haga crecer nuestra fe en Dios y nuestra capacidad de amar a los demás, con un amor compasivo y misericordioso, sincero y servicial, en todas las circunstancias de nuestra vida, y a pesar de ellas. 
 

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