sábado, 1 de julio de 2017

SUMA TEOLÓGICA - SANTO TOMAS DE AQUINO



    Objeciones por las que parece que en Dios hay algunos accidentes:

  1. La sustancia no es accidente de nada, como se dice en I Physic. Pues lo que en un ser es accidente, no puede ser sustancia en otro; como se prueba que el calor no es la forma sustancial del fuego porque en otros es accidente. Pero la sabiduría, la virtud, y similares, que en nosotros son accidentes, se atribuyen a Dios. Por lo tanto, en Dios son también accidentes.

  2. En todo tipo de géneros hay un primero. Y muchos son los géneros de accidentes. Si los primeros no están en Dios, habrá muchos primeros fuera de El. Esto es incongruente.


    Contra esto: todo accidente está en el sujeto. Pero Dios no puede ser sujeto porque, como dice Boecio en el De Trin., la forma simple no puede ser sujeto. Por lo tanto, no puede haber algo accidental en Dios.


    Respondo: Después de lo establecido, queda claro que en Dios no puede haber algo accidental.

   1) Primero, porque la relación entre sujeto y accidente es la misma que hay entre potencia y acto; pues el sujeto en cuanto accidente de algún modo está en acto. No obstante, estar en potencia es absolutamente inaplicable a Dios, como queda claro por todo lo dicho (q.3 a.1). 

  2) Segundo, porque Dios es su propio ser; y, como dice Boecio en De hebdomad.: aun cuando lo que es admite tener algo añadido, sin embargo, el mismo ser no lo admite; como, por ejemplo, lo que es caliente puede tener como añadido algo no caliente, como lo blanco; pero el calor en sí mismo no admite más que el calor. 

  3) Tercero, porque todo lo que es por naturaleza es anterior a lo que es por accidente. Como quiera que Dios es absolutamente el primer ser (q.2 a.3), en El no puede haber nada por accidente. Ni siquiera los accidentes per se pueden darse en El, como el reír es en el hombre accidente per se. Porque este tipo de accidentes son causados por el sujeto, pero en Dios nada puede ser causado, ya que El es la causa primera. De donde se concluye que en Dios no hay nada accidental.


    A las objeciones:

  1. La virtud y la sabiduría no se aplican a Dios y a nosotros unívocamente, como se demostrará más adelante (q.13 a.5). Por lo que no se sigue que sean accidentes en Dios como lo son en nosotros.

  2. La sustancia es anterior a los accidentes; los principios de los accidentes quedan reducidos a los de la sustancia, que les son anteriores. Aunque Dios no es lo primero en el género de la sustancia, sino lo primero por encima de todo género y con respecto a todo ser.




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