jueves, 19 de octubre de 2017

EVANGELIO - SAN LUCAS 12,1-7

TIEMPO ORDINARIO
VIERNES DE LA SEMANA XXVIII
20 de Octubre

    Carta de San Pablo a los Romanos 4,1-8.

    ¿Y qué diremos de Abraham, nuestro padre según la carne? Si él hubiera sido justificado por las obras tendría de qué gloriarse, pero no delante de Dios.
    Porque, ¿qué dice la Escritura?: Abraham creyó en Dios y esto le fue tenido en cuenta para su justificación.
    Ahora bien, al que trabaja no se le da el salario como un regalo, sino como algo que se le debe.
    Pero al que no hace nada, sino que cree en aquel que justifica al impío, se le tiene en cuenta la fe para su justificación. Por eso David proclama la felicidad de aquel a quien Dios confiere la justicia sin las obras, diciendo: 
Felices aquellos a quienes fueron perdonadas sus faltas y cuyos pecados han sido cubiertos. 
    Feliz el hombre a quien Dios no le tiene en cuenta su pecado.


Salmo 32(31),1-2.5.11.

¡Feliz el que ha sido absuelto de su pecado
y liberado de su falta!
¡Feliz el hombre a quien el Señor
no le tiene en cuenta las culpas,

y en cuyo espíritu no hay doblez!
Pero yo reconocí mi pecado,
no te escondí mi culpa,
pensando: “Confesaré mis faltas al Señor”.

¡Y tú perdonaste mi culpa y mi pecado!
¡Alégrense en el Señor, regocíjense los justos!
¡Canten jubilosos los rectos de corazón!



    Evangelio según San Lucas 12,1-7.


    Se reunieron miles de personas, hasta el punto de atropellarse unos a otros. Jesús comenzó a decir, dirigiéndose primero a sus discípulos: "Cuídense de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.
    No hay nada oculto que no deba ser revelado, ni nada secreto que no deba ser conocido.
    Por eso, todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad, será escuchado en pleno día; y lo que han hablado al oído, en las habitaciones más ocultas, será proclamado desde lo alto de las casas.
    A ustedes, mis amigos, les digo: No teman a los que matan el cuerpo y después no pueden hacer nada más.
    Yo les indicaré a quién deben temer: teman a aquel que, después de matar, tiene el poder de arrojar a la Gehena. Sí, les repito, teman a ese.
¿No se venden acaso cinco pájaros por dos monedas? Sin embargo, Dios no olvida a ninguno de ellos. Ustedes tienen contados todos sus cabellos: no teman, porque valen más que muchos pájaros."

Fuente: ©Evangelizo.org


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