domingo, 15 de octubre de 2017

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - "Jonás fué un signo para los habitantes de Nínive : lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación"

TIEMPO ORDINARIO
LUNES DE LA SEMANA XXVIII
16 de Octubre

Atribuido a San Romano el Melódico (¿-c. 560), compositor de himnos Himno 
« Nínive » ; SC 99

Jonás fué un signo para los habitantes de Nínive :
 lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación

    Preveniste la desesperación de Nínive, desviaste la amenaza ya anunciada, y tu misericordia venció tu cólera, Señor. Ten piedad, todavía hoy, de tu pueblo y de tu ciudad; derriba a nuestros adversarios con tu mano poderosa, por la intercesión de la Madre de Dios, acogiendo nuestro arrepentimiento.

    El hospital del arrepentimiento está abierto a todas las enfermedades morales: venid, apresuremonos a ir allá, y a adquirir fuerza para nuestras almas. Es en el arrepentimiento donde la pecadora encontró la salud, donde Pedro fue liberado de su negación, David dió fin al sufrimiento de su corazón y los Ninivitas fueron curados (Lc 7,50; 22,62; 2S 12,13). No vacilemos, pues, y levantémonos, mostremosle nuestras heridas al Salvador y dejémonos vendar. Porque sobrepasa todo deseo, en la acogida que hace a nuestro arrepentimiento.

    Jamás ha sido exigido honorario alguno a los que van, porque no podrían ofrecer un regalo del mismo valor que la cura. Recobraron la salud gratuitamente, pero dieron lo que podían dar: en lugar de regalos, lágrimas, porque éstas son allí para este Libertador, preciosos objetos de amor y de deseo. Lo demuestran la pecadora, Pedro, David y los Ninivitas, porque justamente aportando solo sus sollozos, llegaron los pies del Libertador, y este recibió su arrepentimiento.

    Las lágrimas son a menudo más fuertes que Dios, si se puede decir, y verdaderamente le fuerzan: porque el Misericordioso se deja encadenar con alegría por las lágrimas, por las lágrimas del espíritu de los pequeños (cf 2Co 7,10)... Lloremos pues de corazón, a la manera de los Ninivitas, que gracias a su contricción, abrieron el cielo y fueron vistos por el Libertador, que recibió su arrepentimiento.


Fuente: ©Evangelizo.org


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