TIEMPO ORDINARIO
JUEVES DE LA SEMANA XXXIV
Del Común de Apóstoles. Salterio II
30 de Noviembre
SAN ANDRÉS APÓSTOL. (FIESTA)
Andrés, natural de Betsaida, primero fue discípulo de Juan Bautista, más tarde siguió a Cristo y le presentó también a su hermano Pedro. Junto con Felipe, introdujo en presencia de Cristo a unos gentiles, y también fue él quién hizo saber a Jesús, cuando la multiplicación de los panes, que había un muchacho que tenía unos panes y unos peces. Según la tradición, después de Pentecostés predicó el Evangelio en muchas regiones y fue crucificado en Acaya.
sobre el evangelio de san Juan(Homilía 19, 1: PG 59, 120-121)
Andrés, después de haber estado con Jesús y haber aprendido de él muchas cosas, no guardó para sí este tesoro, sino que se apresuró a acudir a su hermano, para hacerle participe de su dicha. Fijémonos en lo que dice a su hermano: «Hemos encontrado al Mesías» (traducido, quiere decir «Cristo»). ¿Te das cuenta cómo empieza, ya desde este momento, a enseñar lo que en breve tiempo había aprendido? Con ello demuestra la eficacia del Maestro, que tan convencidos los había dejado, y su propio interés y diligencia, manifestada ya desde el primer momento. Este mensaje, en efecto, es propio del alma que anhela ardientemente la llegada del Señor, que espera su venida del cielo, que se llena de gozo con su aparición y que se apresura a anunciar a los demás algo tan grande. Ésta es la prueba del verdadero y sincero amor fraternal, el mutuo intercambio de bienes espirituales.
También es digna de notar la docilidad y prontitud de ánimo de Pedro. Al momento, sin dilación, acude a Jesús. Y lo presentó -dice- a Jesús. Pero no debemos extrañarnos de esta facilidad de Pedro, que acude sin previo examen. Lo más verosímil es que su hermano le explicara todas estas cosas con detalle; pero es que los evangelistas lo explican siempre todo de manera resumida, por razón de brevedad. Por lo demás, tampoco dice que hubiese creído al instante, sino: Y lo presentó a Jesús, para ponerlo en sus manos y para que fuese él quien le enseñase; pues estaba ahí en calidad de un discípulo más y a eso venía.
En efecto, si Juan Bautista -cuando dijo: Es el Cordero, y: Bautiza con el Espíritu- dejó a Cristo la ulterior explicación de estas palabras, con mayor razón lo hizo Andrés, ya que él no se consideraba capaz de explicarlo todo, y por esto condujo a su hermano a la fuente de la luz, a la que éste acudió con prisa y alegría, sin perder un instante.
HEMOS ENCONTRADO AL MESÍAS
Andrés, después de haber estado con Jesús y haber aprendido de él muchas cosas, no guardó para sí este tesoro, sino que se apresuró a acudir a su hermano, para hacerle participe de su dicha. Fijémonos en lo que dice a su hermano: «Hemos encontrado al Mesías» (traducido, quiere decir «Cristo»). ¿Te das cuenta cómo empieza, ya desde este momento, a enseñar lo que en breve tiempo había aprendido? Con ello demuestra la eficacia del Maestro, que tan convencidos los había dejado, y su propio interés y diligencia, manifestada ya desde el primer momento. Este mensaje, en efecto, es propio del alma que anhela ardientemente la llegada del Señor, que espera su venida del cielo, que se llena de gozo con su aparición y que se apresura a anunciar a los demás algo tan grande. Ésta es la prueba del verdadero y sincero amor fraternal, el mutuo intercambio de bienes espirituales.
También es digna de notar la docilidad y prontitud de ánimo de Pedro. Al momento, sin dilación, acude a Jesús. Y lo presentó -dice- a Jesús. Pero no debemos extrañarnos de esta facilidad de Pedro, que acude sin previo examen. Lo más verosímil es que su hermano le explicara todas estas cosas con detalle; pero es que los evangelistas lo explican siempre todo de manera resumida, por razón de brevedad. Por lo demás, tampoco dice que hubiese creído al instante, sino: Y lo presentó a Jesús, para ponerlo en sus manos y para que fuese él quien le enseñase; pues estaba ahí en calidad de un discípulo más y a eso venía.
En efecto, si Juan Bautista -cuando dijo: Es el Cordero, y: Bautiza con el Espíritu- dejó a Cristo la ulterior explicación de estas palabras, con mayor razón lo hizo Andrés, ya que él no se consideraba capaz de explicarlo todo, y por esto condujo a su hermano a la fuente de la luz, a la que éste acudió con prisa y alegría, sin perder un instante.
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