viernes, 5 de enero de 2018

ENTENDER A WOJTYLA PARA COMPRENDER A BERGOGLIO - PARTE 4

El carácter personalista de “Amori laetitia”.Conferencia de Rodrigo Guerra López leída en el IV Congreso Iberoamericano de Personalismo Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla 28-30 de agosto de 2017


La dimensión narrativa de la reflexión ética 

    Precisamente el mirar que la vida moral no es un logro que se realice de una vez y para siempre sino que es un camino, nos permite explorar un tercer aspecto: la dimensión narrativa de la reflexión ética.

    Karol Wojtyla fue muy consciente que la experiencia humana fundamental revela a la persona como persona-en-acción. Esto quiere decir, entre otras cosas, que la experiencia de la persona nunca es la experiencia de un ser estático, atemporal o metahistórico. Al contrario, la experiencia humana fundamental, que se encuentra a la base de toda otra experiencia y que funge como el dato primordial sobre el significado de ser-humano, es la experiencia de la persona que soy y que se encuentra simultáneamente en proceso de construcción a través de su acción. Esta construcción se realiza gracias a la “trascendencia vertical”, es decir, a través del modo cómo la libertad nos permite ir más allá de nosotros mismos al elegir la verdad. La libertad como obediencia voluntaria a la verdad exhibe la trascendencia de la persona y al mismo tiempo la integra en sus diversos dinamismos y dimensiones interiores. La integración de la persona como persona es la dimensión subjetiva de la elección libre de la verdad, es decir, de la mencionada trascendencia vertical.

    Ya como Pontífice de la Iglesia católica Juan Pablo II transportará estas reflexiones a una sede teológica y propiamente Magisterial al tratar muy diversos temas. Por ejemplo, este proceso gradual de integración personal le ayudará a Wojtyla a entender mejor que la realización personal es un itinerario gradual, no exento de problemas y por lo tanto que la Patria definitiva de la persona humana, su lugar de reposo, no es este mundo. En este mundo, lo propio de la persona es el caminar, el intentar avanzar aún cuando existan obstáculos, el proyectarse hacia el futuro, que nunca está asegurado, y que nunca tampoco está ajeno a la esperanza. De entre los muchos lugares dónde es posible percibir esta mirada, me gusta recordar un breve texto donde Juan Pablo II habla de San Juan de Cruz. Dice el Papa polaco:

    San Juan de la Cruz “es un auténtico representante del más fino humanismo hispano del siglo XVI. El pone en el centro de sus enseñanzas al “homo viator”, al hombre en camino, peregrino por las noches oscuras de la vida, en búsqueda ansiosa y amorosa de Aquel que da sentido a la existencia.

    En estas muy breves líneas, la persona aparece como don y proyecto, como realidad dada y realidad por venir, como ser temporal que anhela profundamente el encuentro con el significado definitivo de su existencia personal.

    En Familiaris consortio el tema ocupará también un lugar importante de las reflexiones de Juan Pablo II, por ejemplo, al tratar del tema de la conversión y la gradualidad:

    Se desarrolla así un proceso dinámico, que avanza gradualmente con la progresiva integración de los dones de Dios y de las exigencias de su amor definitivo y absoluto en toda la vida personal y social del hombre. Por esto es necesario un camino pedagógico de crecimiento con el fin de que los fieles, las familias y los pueblos, es más, la misma civilización, partiendo de lo que han recibido ya del misterio de Cristo, sean conducidos pacientemente más allá hasta llegar a un conocimiento más rico y a una integración más plena de este misterio en su vida. Y más adelante afirmará:

    El hombre, llamado a vivir responsablemente el designio sabio y amoroso de Dios, es un ser histórico, que se construye día a día con sus opciones numerosas y libres; por esto él conoce, ama y realiza el bien moral según diversas etapas de crecimiento.

    Precisamente estas consideraciones, que tienen en su base, la experiencia de la persona en acción, ayudarán al Papa Francisco a pensar en la necesidad de comprender la importancia de los procesos de maduración humana y espiritual en la vida de las personas. Por ejemplo, en Evangelii gaudium la palabra “proceso” aparecerá en repetidas ocasiones en este sentido, y de manera explícita se le dedicará un tratamiento amplio en los parágrafos 169 al 173. Así mismo, esto le permitirá al Papa Francisco hacer un desarrollo original sobre la primacía del tiempo sobre el espacio que aplicará en diversas cuestiones sociales, pero que también es válido para la vida personal desde su aspecto moral.

    En el caso de Amoris laetitia Francisco colocará este enfoque de manera transversal a lo largo de toda la temática de la Exhortación apostólica y muy especialmente al ingresar al tema de las personas que viven en diversas “situaciones irregulares”. La gradualidad en la pastoral, no implica ninguna “gradualidad de la ley”, pero sí implica discernimiento y prudencia en el modo cómo se acerca la verdad de la norma a la persona necesitada, tomando en cuenta su circunstancia, sus límites de comprensión y su posibilidad o imposibilidad real de cambiar voluntariamente de vida.

    Esta perspectiva, en semilla, ya había sido introducida en el Magisterio reciente a través del denominado Vademecum para los confesores sobre algunos temas de moral conyugal. Este documento oficial del Consejo Pontificio para la Familia dice:

    Continúa siendo válido el principio, también referido a la castidad conyugal, según el cual es preferible dejar a los penitentes en buena fe si se encuentran en el error debido a una ignorancia subjetivamente invencible, cuando se prevea que el penitente, aun después de haberlo orientado a vivir en el ámbito de la vida de fe, no modificaría su conducta, pasando a pecar formalmente; sin embargo, aun en esos casos, el confesor debe animar a estos penitentes a acoger en su vida el plan de Dios.

    Esta afirmación no consiste en ningún tipo de complacencia indebida con un pecado particular o una suerte de “permiso” para continuar viviendo en un pecado habitual. Lo que significa es que debe de existir respeto del pastor a lo que la conciencia sincera de la persona puede descubrir acerca de los límites de su situación. Y a partir, de esa realidad limitada, recorrer un camino. Reconociéndolos como límites, la persona está dispuesta a intentar superarlos, pero lo hará en la medida de sus posibilidades reales. Por eso, como es bien sabido, aunque se prevea la posibilidad de una nueva caída por parte del confesor eso no debe de prejuzgar la autenticidad del propósito de enmienda por parte del penitente.

    Justamente estas consideraciones nos mueven a pensar que la reflexión moral de Francisco posee una dimensión narrativa y la antropología que puede esclarecerla es precisamente la desarrollada en Persona y acción por parte de Wojtyla. La expresión “dimensión narrativa” de la reflexión moral la utilizamos en un sentido amplio para expresar que en nuestra opinión ni la ética filosófica ni la teología moral se resuelven o disuelven en una ética narrativa contrapuesta a una ética normativa. Sin embargo, el acoger las consecuencias de una comprensión dinámica de la persona, nos parece que conducen justamente a mirar a cada ser humano dentro de su proceso personal, como alguien que requiere de un discernimiento igualmente dinámico, es decir, de una amistad que acompañe y permita ir esclareciendo la conciencia poco a poco. Este camino es el propio de la misericordia, es decir, del amor tierno y fiel que se apiada de nuestra miseria y se inclina ante nuestro límite y nuestra traición a cada paso, en cada momento, sin descansar.

Notas 

1) Hace algunos años, apareció una breve entrevista en la que apunté apretadamente algunas razones para apreciar la necesidad de entender mejor a Karol Wojtyla para comprender el aporte doctrinal y pastoral del Papa Francisco: “Pensar a Wojtyla para entender a Bergoglio”, en ALETEIA, 15 de noviembre de 2013, publicada en: https://es.aleteia.org/2013/11/15/pensar-a-wojtyla-para-entender-a-bergoglio/

2) Cf. R. Guerra López, “Fedeltà creativa”, en L´Osservatore Romano, 22 de junio de 2016. Se puede consultar la versión electrónica, aquí: http://www.osservatoreromano.va/it/news/fedelta-creativa

3) Cf. J. Pieper, El ocio y la vida intelectual, Rialp, Madrid 1998.

4) K. Wojtyla, “La subjetividad y lo irreductible en el hombre”, en El hombre y su destino, Palabra, Madrid 1998, p. 33-34.

5) Cf. K. Wojtyla, Persona y acción, Palabra, Madrid 2011, p. 40-42.

6) Cf. R. Guerra López, Volver a la persona. El método filosófico de Karol Wojtyla, Caparrós, Madrid 2002.

7) Entre otros muchos, véase: J. M. Burgos, Introducción al personalismo, Palabra, Madrid 2012, p. 277 y s.s.

8) Cf. J. R. Méndez, El amor como fundamento de la participación metafísica, Editorial Sudamericana, Buenos Aires 1990.

9) Cf. K. Wojtyla, Amor y responsabilidad, Palabra, Madrid 2008, p. 50-55.

10) Cf. R. Guerra López, Afirmar a la persona por sí misma, CNDH, México 2003.
11) K. Wojtyla, Amor y responsabilidad, p. 35. 

12) Cf. Ibidem, p. 52.

13) Ibidem, p. 36.

14) Francisco, Amoris laetitia, n. 99.

15) Ibid, n. 294.

16) Juan Pablo II, Familiaris consortio, n. 123.

17) Francisco, Amoris laetitia, n. 295.

18) E. Husserl, Investigaciones lógicas, trd. cast. M. García Morente-J. Gaos, Alianza Universidad, Madrid 1985, T. I, p. 114, § 36.

19) E. Husserl, La idea de la fenomenología, trad. al cast. de M. García-Baró, FCE, Madrid 1997, p. 29.

20) K. Wojtyla, Amor y responsabilidad, p. 27.

21) Para una revisión amplia de esta misma cuestión, véase: R. Guerra López, Volver a la persona, p. 145-156.

22) K. Wojtyla, El realismo en la ética, en Idem, VH, p. 40.

23) Cf. R. Buttiglione, Sulla verità soggettiva, Rubbettino, Catanzaro 2014.

24) Francisco, Amoris laetitia, n. 305.

25) Ibidem, n. 308.

26) Cf. K. Wojtyla, Persona y acción, Palabra, Madrid 2011, Caps. III-VI.

27) Juan Pablo II, Discurso a los participantes en un Congreso sobre San Juan de la Cruz, 25 de abril de 1991, n. 2.

28) Juan Pablo II, Familiaris consortio, n. 9.

29) Ibidem, n. 34.

30) Francisco, Evangelii gaudium, n. 222-225.

31) Cf. Francisco, Amoris laetitia, n. 295.

32) A. López Trujillo, Vademecum para los confesores sobre algunos temas de moral conyugal, 12 de febrero de 1997, n. 8.

33) El Papa Francisco ha expuesto esta cuestión precisamente en el parágrafo número 303 de Amoris laetitia: “Este discernimiento es dinámico y debe permanecer siempre abierto a nuevas etapas de crecimiento y a nuevas decisiones que permitan realizar el ideal de manera más plena”. 


Fuente: Vatican Insider Documentos


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