viernes, 26 de enero de 2018

LITURGIA

ELEMENTOS MATERIALES DE LA LITURGIA
El Incensario y la Naveta


    El incensario se llama también turíbulo, del griego thus, que significa incienso. De ahí el extraño nombre de turiferario al portador del "turíbulo" o incensario.Antes de comenzar a describir sus funciones haremos algunas advertencias previas. En primer lugar, el turiferario debe tener en cuenta que el incienso siempre lo pone el sacerdote que preside y lo pondrá siempre antes de cada momento en que tenga que usarlo. Así pues, el turiferario ofrecerá en los momentos oportunos el incensario al sacerdote.    
    
    Debe saber que el sacerdote bendecirá el incienso recién impuesto, por lo que debe esperar a este rito para retirar o entregarle el incensario. Nunca debe dar la espalda al ministro al que sirve.
    
    De igual forma siempre hará reverencia a la persona que vaya a incensar, antes y después de realizada la acción –sólo incensará, si procede, al sacerdote, al pueblo y en el momento de la consagración al Pan y al Vino–.
    
    No debe hacer reverencia en el momento de ofrecer el incensario para que se ponga incienso sino solamente cuando va a incensar, excepto si sirve al obispo. Si hay presencia de diácono, el turiferario se limitará a pasárselo en los momentos oportunos y en este caso su misión se limita transportar el incensario, darlo y retirarlo. También debe saber que, salvo los momentos prescritos para incensar, el resto del tiempo no debe mover el incensario.
    
    Hacemos un recorrido por su servicio en el supuesto, el más frecuente, de que no haya diácono.

a) En la sacristía ofrecerá el incensario al sacerdote para que éste ponga incienso.

b) En la procesión de entrada, el turiferario abre marcha. Lleva el incensario con su mano derecha, moviéndolo de atrás para adelante, siempre en el sentido de la marcha y nunca de derecha a izquierda, para evitar golpear a otros. Su mano izquierda irá colocada en el pecho. A su izquierda va el portador de la naveta.

c) Al llegar al presbiterio hace inclinación de cabeza al altar y sube por su izquierda, colocándose en un lugar discreto. Al llegar el sacerdote le ofrece el incensario para que ponga incienso y se lo entrega para que el sacerdote inciense al altar, la cruz y las imágenes. Acabado el rito recoge de manos del sacerdote el incensario y se retira a su sitio.

d) En el momento del Aleluya el turiferario se acercará de nuevo al sacerdote y se lo ofrecerá para que ponga incienso. En el momento preciso se dirigirá al ambón encabezando la procesión del Evangelio y se situará a la derecha del sacerdote –o diácono– para entregárselo cuando lo pida para incensar al Evangelio, tras las palabras “Lectura del Santo Evangelio según ...”. Después lo recoge y se retira. Debe moverlo moderadamente pero en toda su amplitud durante la proclamación evangélica.

e) Una vez preparadas las ofrendas procede su incensación. En este momento el turiferario se acerca al sacerdote para que ponga incienso. El sacerdote incensará a las ofrendas, al altar rodeándolo y a la cruz al llegar a su altura. A continuación, entregará el incensario al acólito turiferario. Éste incensará al sacerdote con tres golpes dobles (su nombre técnico sería tres ductus de dos ictus cada uno). Posteriormente incensará a los concelebrantes, si los hubiese, y después, dirigiéndose al centro del presbiterio y cara al pueblo lo incensará, siempre con tres golpes dobles. Primero al centro, luego a la izquierda y finalmente a la derecha. No debe incensar expresamente ni a las autoridades presentes ni a los miembros de Junta sino al pueblo en general. Acabado el rito se retira a su sitio.


f) El último momento del empleo del incienso en la celebración eucarística llega en el momento de la consagración. Tras el santus el turiferario se colocará de rodillas delante del altar e incensará en el momento de la elevación del Pan y del Vino, también con tres golpes dobles. Se levantará tras la elevación del cáliz de manera que en la frase “Este es el sacramento de nuestra fe” y la posterior aclamación del pueblo esté ya en pie. Después se retira a su sitio.

g) Desde ese momento solamente interviene si hay Salve, ofreciendo el incensario al sacerdote para que inciense a la imagen mariana y retirándolo posteriormente.

h) En la procesión de salida procede igual que en la de entrada. Como hemos visto, salvo al Santísimo que se le inciensa de rodillas, en los demás casos siempre es de pie.
    
    Por último unos consejos prácticos sobre el manejo del incensario. El que inciensa sostiene con la mano izquierda las cadenas por su parte superior a la altura del pecho y con la derecha por la parte inferior, cerca del incensario y lo sostiene de manera cómoda de manera que pueda moverlo con soltura. Alzarlo a la altura de sus ojos es una buena medida.

Fuente: Jesús Luengo Mena

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