TIEMPO DE CUARESMA
DOMINGO DE LA SEMANA II
25 de Febrero
«El Cristo anunciado por la Ley y los profetas,
único Salvador del género humano»
«Y Pedro respondió a Jesús: Rabbí, está bien que nos quedemos aquí. ». Cuando leo las Escrituras y que comprendo espiritualmente alguna enseñanza sublime, yo tampoco quiero bajar de allí, no quiero bajar a las realidades más humildes: deseo hacer una tienda en mi corazón para Cristo, la Ley y los profetas. Pero Jesús que vino a salvar lo que estaba perdido, que no vino para salvar a los que son santos pero a los que se portan mal, sabe que, si se queda en la montaña, si no vuelve a descender sobre la tierra, el género humano no será salvado.
« Al momento miraron en derredor y ya no vieron a nadie ». Cuando leo el Evangelio y que veo testimonios de la Ley y de los profetas, es solamente a Cristo que considero: vi a Moisés, y a los profetas, pero sólo para comprender que hablaban de Cristo. Cuando al fin llego al esplendor de Cristo y que percibo de alguna manera la luz resplandeciente del sol brillante, no puedo ver la luz de una linterna. ¿Si se enciende una linterna en pleno día, puede ésta alumbrar? Si el sol brilla, la luz de una linterna es invisible: de este modo, si ante la presencia de Cristo, comparamos la Ley y los profetas, éstos son totalmente invisibles. No estoy criticando la Ley y los profetas, antes bien, los venero porque anuncian a Cristo; pero leo la Ley y los profetas sin querer encerrarme en la Ley y los profetas, afín de conseguir, a través de la Ley y los profetas, a Cristo. A Él, con el Padre y el Espíritu Santo, gloria y majestad por los siglos de los siglos. Amén
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