TIEMPO ORDINARIO
SÁBADO DE LA SEMANA IV
03 de Febrero
Pensamientos escogidos del Santo Cura de Ars
Mis niños, ¡la Palabra de Dios no es poca cosa! Las primeras palabras de nuestro Señor dirigidas a sus Apóstoles fueron estas: «Vayan e instruyan» para hacernos ver que la instrucción va antes que todo. ¿Que nos permite conocer nuestra religión? son las instrucciones que hemos escuchado. ¿Qué es lo que nos da el horror al pecado, lo que nos hace percibir la belleza de la virtud, lo que nos inspira el deseo del cielo? las instrucciones.
¿Mis niños porque somos tan ciegos e ignorantes? porque no hacemos caso a la Palabra de Dios. Con una persona instruida, siempre hay recurso. Puede perderse con toda clase de malos caminos, pero podemos esperar siempre que regresará al Buen Dios tarde o temprano, aun cuando sea la hora de su muerte. Una persona que no está instruida en su religión es como un enfermo agonizando, no conoce la gravedad del pecado, ni la belleza de su alma, ni el valor de la virtud, va arrastrándose de pecado en pecado. Una persona instruida tiene siempre dos guías que caminan junto a ella: el consejo y la obediencia.
Primero instruirse
Mis niños, ¡la Palabra de Dios no es poca cosa! Las primeras palabras de nuestro Señor dirigidas a sus Apóstoles fueron estas: «Vayan e instruyan» para hacernos ver que la instrucción va antes que todo. ¿Que nos permite conocer nuestra religión? son las instrucciones que hemos escuchado. ¿Qué es lo que nos da el horror al pecado, lo que nos hace percibir la belleza de la virtud, lo que nos inspira el deseo del cielo? las instrucciones.
¿Mis niños porque somos tan ciegos e ignorantes? porque no hacemos caso a la Palabra de Dios. Con una persona instruida, siempre hay recurso. Puede perderse con toda clase de malos caminos, pero podemos esperar siempre que regresará al Buen Dios tarde o temprano, aun cuando sea la hora de su muerte. Una persona que no está instruida en su religión es como un enfermo agonizando, no conoce la gravedad del pecado, ni la belleza de su alma, ni el valor de la virtud, va arrastrándose de pecado en pecado. Una persona instruida tiene siempre dos guías que caminan junto a ella: el consejo y la obediencia.
Fuente: ©Evangelizo.org
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