TIEMPO PASCUAL
VIERNES DE SEMANA VI
11 de Mayo
«Alegría de la visión del Señor Resucitado,
alegría de la visión de gloria»
Después de hacer la comparación (de la mujer que va a dar a luz) a la tristeza de los apóstoles, el Señor la aplica al futuro gozo que tendrán.
Les promete primero que lo verán, cuando les dice: ‘pero de nuevo me verán’. Sin embargo no dice: ‘me verán’, sino ‘los veré’, pues el hecho de mostrarse a sí mismo proviene de su misericordia, expresada por su mirada. Jesús dice entonces: ‘Pero volveré a verlos’, al Resucitar y en la gloria futura: «Tus ojos contemplarán un rey en su belleza, verán una tierra dilatada» (Is 33:17).
Les promete después la alegría del corazón y el júbilo: ‘y se alegrará su corazón’, es decir al verme en la Resurrección. La Iglesia canta también: «¡Este es el día que ha hecho el Señor, gocemos y alegrémonos en él!» (Sal 117:24). ‘y se alegrará su corazón’ igualmente por la visión de la gloria. «Me llenarás de gozo delante de tu rostro» (Sal 15:11). En efecto, para todo ser es natural encontrar la alegría en la contemplación de la realidad amada. Sin embargo, nadie puede ver la esencia divina sin amarla. Entonces la alegría acompaña necesariamente a esta visión: Ustedes « lo verán», conociéndolo por la inteligencia, «y se alegrará su corazón» (Is 60:5); y esta alegría misma brotará hasta sobre el cuerpo, cuando éste sea glorificado; también Isaías hilvana diciendo: « sus huesos retoñarán» (Is 66:14). «Entra en la alegría de tu Señor» (Mt 25:21).
Finalmente el Señor promete una alegría que durará siempre, cuando dice: ‘y su alegría’, la que tendrán por causa mía en la Resurrección - «Salto de alegría delante del Señor, y mi alma se alegra en mi Dios» (Is 61:10) – ‘nadie se las quitará’ pues «Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte no tiene poder sobre él» (Rm 6:9). Es más, ‘su alegría’, la alegría de gozar la gloria, ‘nadie se las quitará’ pues no se puede perder y porque es perpetua - «habrá alegría eterna sobre sus cabezas» (Is 35:10).
En efecto, esta alegría nadie podrá quitársela a sí mismo por el pecado, pues allá, la voluntad de cada uno estará confirmada en el bien; y nadie tampoco le quitará esta alegría a otro, pues no habrá allá ninguna violencia y nadie dañará a nadie.
Fuente: ©Evangelizo.org
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