No hay hombre enamorado que no busque el trato con la persona que ama. Nosotros decimos que lo queremos mucho a Jesús y sin embargo qué poco lo tratamos. La ingratitud es la moneda corriente de los hombres, por eso no dejes la visita al Santísimo, para que le digas todo lo que quieres, y allí le contarás las preocupaciones de la jornada.
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