lunes, 6 de agosto de 2018

DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

CAPÍTULO TERCERO
LA PERSONA HUMANA Y SUS DERECHOS

III. LA PERSONA HUMANA Y SUS MÚLTIPLES DIMENSIONES


    125 La persona no debe ser considerada únicamente como individualidad absoluta, edificada por sí misma y sobre sí misma, como si sus características propias no dependieran más que de sí misma. Tampoco debe ser considerada como mera célula de un organismo dispuesto a reconocerle, a lo sumo, un papel funcional dentro de un sistema. Las concepciones que tergiversan la plena verdad del hombre han sido objeto, en repetidas ocasiones, de la solicitud social de la Iglesia, que no ha dejado de alzar su voz frente a estas y otras visiones, drásticamente reductivas. En cambio, se ha preocupado por anunciar que los hombres « no se nos muestran desligados entre sí, como granos de arena, sino más bien unidos entre sí en un conjunto orgánicamente ordenado, con relaciones variadas según la diversidad de los tiempos » y que el hombre no puede ser comprendido como « un simple elemento y una molécula del organismo social », cuidando, a la vez, que la afirmación del primado de la persona, no conllevase una visión individualista o masificada.

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