sábado, 25 de agosto de 2018

SUMA TEOLÓGICA - SANTO TOMAS DE AQUINO



    Objeciones por las que parece que el nombre Dios, por participación, naturaleza y opinión es dado a Dios unívocamente:

1. Donde hay una significación diversa no hay contradicción del que afirma o del que niega; pues la equivocidad impide la contradicción. Pero el católico que dice: El ídolo no es Dios, contradice al pagano que dice: el ídolo es Dios. Luego en ambos casos el nombre Dios es dado unívocamente.

2. Como el ídolo es Dios según la opinión y no según la verdad, así también al placer del deleite carnal se le llama felicidad según la opinión y no según la verdad. Pero el nombre felicidad se da unívocamente tanto a la felicidad opinada como a la felicidad verdadera. Luego el nombre Dios es dado unívocamente tanto al Dios verdadero como, al Dios opinado.

3. Unívocos son aquellos incluidos en un solo concepto. Pero el católico, cuando dice que Dios es uno, con el nombre de Dios indica algo omnipotente y digno de ser venerado por encima de todo. Esto mismo entiende el pagano cuando dice que el ídolo es Dios. Luego en ambos casos el nombre Dios es dado unívocamente.

    Contra esto: como se dice en I Periherm., lo que está en el entendimiento es imagen de lo que está en la realidad. Pero el nombre animal, dado al animal real y al animal pintado, tiene sentido equívoco. Luego el nombre Dios, dado al Dios verdadero y al Dios opinado, tiene sentido equívoco.

    Más aún, nadie puede indicar lo que no conoce; pero el pagano no conoce la naturaleza divina; luego, cuando dice: el ídolo es Dios, no indica la verdadera deidad. Esta la indica el católico que dice que no hay más que un Dios. Luego el nombre Dios no es dado unívocamente, sino equívocamente, al Dios verdadero y al Dios opinado.


    Respondo: El nombre Dios, en las tres acepciones indicadas, no se toma en sentido unívoco o equívoco, sino análogo. Es evidente por lo siguiente. Porque los unívocos tienen completamente el mismo concepto; en los equívocos, completamente diverso; en los análogos, en cambio, es necesario que el nombre tomado con una significación se mantenga en su definición aunque sea tomado con otros significados. Como ser dicho de la sustancia, se mantiene en su definición de ser cuando se dice del accidente; y sano dicho del animal se mantiene en la definición de sano cuando se dice de la orina y de la medicina, pues cuando se habla de la salud del animal, la orina indica salud; la medicina, causa.

    Así sucede en el caso que estamos tratando. Pues el nombre Dios dado al Dios verdadero entra en el concepto de Dios cuando se da a Dios por opinión o por participación. Pues cuando a alguien le llamamos Dios por participación, con el nombre Dios entendemos algo que tiene semejanza con el Dios verdadero. Parecidamente, cuando al ídolo lo llamamos Dios, con el nombre Dios entendemos que se indica algo que algunos opinan que es Dios. Así resulta evidente que, aun cuando la significación sea variada, uno de sus significados está incluido en los demás. Por lo tanto, también es evidente que se da en sentido analógico.


    A las objeciones:

1. La multiplicidad de nombres no depende de su aplicación, sino de su significado, pues hombre, se dé a quien se dé, tanto de forma auténtica como falsa, se da en un solo sentido. Pero tendría sentido múltiple si por hombre intentáramos exponer cosas distintas. Ejemplo: Si uno, con hombre quisiera indicar lo que es verdaderamente hombre, y otro, con el mismo nombre, quisiera indicar lo que es un piedra o cualquier otra cosa. Así, resulta claro que el católico, al decir que el ídolo no es Dios, contradice al pagano que lo afirma; porque ambos usan el nombre Dios para indicar al verdadero Dios. Pues cuando el pagano dice que el ídolo es Dios no usa el nombre en el sentido de un Dios opinable; pues en tal caso hablaría correctamente, como también los católicos lo usan en este sentido como, por ejemplo, al decir: Todos los dioses de los paganos son demonios (Sal 95,5).

2-3. Se puede responder algo parecido. Pues aquellos argumentos se centran en la diversa aplicación del nombre y no en el diverso significado.

4. Animal, dicho del animal real y del animal pintado, no tiene simplemente sentido equívoco; sino que el Filósofo toma los equívocos en sentido amplio, en cuanto que incluyen los análogos. Porque ser, que es análogo, a veces se aplica equívocamente a diversos predicamentos.

5. Ni el católico ni el pagano conocen la naturaleza de Dios en sí misma; pero cada uno la conoce por alguna razón de causalidad, de excelencia o de remoción, como se dijo (q.12 a.12). Por eso, el pagano, al decir que el ídolo es Dios, puede tomar el nombre Dios con el mismo significado que el católico cuando dice que el ídolo no es Dios. Pero si hubiera alguien que no conociera a Dios bajo ningún aspecto, no lo nombraría, a no ser, tal vez, que lo nombrara como nosotros pronunciamos nombres cuyo significado desconocemos.

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