La Virgen María nos enseña que, el acercarse a Dios, es un proceso permanente; un movimiento del alma que ha de durar toda la vida, y que el medio para caminar hacia él es la oración.
¡Oh Dios, de quien procede toda paternidad en el Cielo y en la Tierra. Padre, que eres amor y vida, haz que cada familia humana sobre la Tierra se convierta, por medio de Tu Hijo Jesucristo, nacido de mujer y del Espíritu Santo, fuente de caridad divina, en verdadero santuario de la vida y del amor para las generaciones que siempre se renuevan.
Haz que tu gracia, guíe los pensamientos y las obras de los esposos hacia el bien de sus familias y de todas las familias del mundo. Amén.


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