Hay gente que dice que Jesús es un mito y no un personaje histórico.¿Qué dice la Historia sobre ello?
Parte 4
4. Incluso los judíos que combatieron a la Iglesia desde el principio, nunca pusieron en duda los relatos evangélicos.
El Talmud, que es una recopilación de las tradiciones orales del judaísmo, redactada en el siglo IV, habla de Jesús en varios lugares, diciendo de él y de sus discípulos que hacían milagros mediante la magia, pero sin evocar jamás la hipótesis de que nunca existiera. El Talmud babilónico confirma también la crucifixión de Jesús la vigilia de la Pascua.
Jesús es también mencionado por el historiador judío convertido en ciudadano romano Flavio Josefo (siglo I), quien menciona a Jesús y a su “hermano” Santiago en sus “Antigüedades judías” (sobre la historia del pueblo judío). Éste, contemporáneo de los acontecimientos, habla también de un “Jesús hábil en hacer prodigios” que “fue condenado a la cruz”….
Es mencionado también por el filósofo platónico Celso, un judío romano autor del “Discurso verdadero”, virulento ataque contra el cristianismo (siglo II). En él escribe: “Vosotros consideráis Dios a un personaje que acabó una vida infame mediante una muerte miserable”.
Entre los romanos, podemos señalar tres testigos que, como los judíos, no son en absoluto elogiosos hacia él, pero que tienen el mérito de aportar otras pruebas de la existencia de Jesús: Plinio el Joven, gobernador romano hacia el año 122 de nuestra era, el historiador Tácito, considerado como el más preciso del mundo antiguo, que habla de la muerte de Jesús en sus Anales escritos hacia el año 115, y Suetonio (+ 125) que cita a los cristianos en “La vida de los 12 Césares”: “Claudio expulsó a los judíos de Roma, que causaban permanentes problemas a instigación de un tal Chrestus », dice en una de ellas.
Hay que señalar igualmente el testimonio de un escritor satírico griego: Luciano de Samosata (125 – 192), que dice de Cristo que “es honrado en Palestina”, pues “fue crucificado después de introducir un nuevo culto entre los hombres"; es "el primer legislador" de los cristianos, él es "el sofista crucificado" cuyas leyes siguen. (Muerte de Peregrinus, párrafo 11-13)
Está también el pagano Thallus (o Thale), un historiador/cronista contemporáneo de Cristo, citado por el escritor Sexto Julio Africano (en 220), que habla del eclipse que tuvo lugar en el momento de la crucifixión de Cristo.
Otro testimonio procede de uno de los raros documentos históricos del siglo I que ha sido encontrado: una carta conservada en el British Museum (manuscrito sirio n°14658), en el que un cierto Mara Bar-Serapion, sirio, entonces en prisión, dirige a su hijo Serapion, pidiéndole que busque los caminos de la sabiduría. Tras haber citado los nombres de Sócrates y Pitágoras, cita el de Cristo (Christus) diciendo de él: “… qué ventaja obtuvieron los judíos ejecutando a su rey sabio? Su reino fue destruido poco después…”. El sirio confirma indirectamente que Jesús era reconocido como un hombre sabio y virtuoso, considerado por muchos como el rey de Israel, que fue ejecutado y que sobrevivió en las enseñanzas de sus discípulos.
“Estos relatos independientes muestran que desde los primeros tiempos ni siquiera los adversarios del cristianismo dudaron jamás que Jesús haya realmente existido”, concluye hoy la Encyclopediae Britannica, precisando que “no es sino a finales del siglo XVIII, durante el siglo XIX y a principios del siglo XX cuando la historicidad de Jesús fue puesta en duda por primera vez, por motivos insuficientes, por parte de diversos escritores”.
En el siglo XVII, la historia se convirtió en una verdadera ciencia. Fue en ese momento cuando nacieron (como en muchos otros temas), las primeras preguntas sobre la existencia de Jesús. Pero fue en los siglos siguientes cuando se plantearon verdaderamente dudas y discusiones, ciertos historiadores extremistas empezaron a desarrollar tesis según las cuales el personaje de Jesús no fue sino el producto de un mito o de una mitología.
Pero sus tesis han sido desmontadas una tras otra por los historiadores especializados, como el profesor de historia del cristianismo en la Sorbona, Charles Guignebert, en 1933, quien dijo respecto a ellas: “Los esfuerzos, con frecuencia eruditos e ingeniosos de los expertos de la mitología no han convencido a los sabios independientes y desinteresados, a quienes no les impediría reconocer un hecho bien establecido. Su adhesión hubiera tenido una razón de ser. El entusiasmo de los incompetentes no compensa este fracaso”.
Después de los años 30, la cuestión de la historicidad de Jesús tuvo un paréntesis, y después conoció una nueva tentativa de recuperación en los años 50, pero fue rápidamente sofocada por los especialistas en Nuevo Testamento y en el cristianismo antiguo, que no aceptaron ninguna de las hipótesis propuestas.
A día de hoy, el 95% de los historiadores cree que Jesús existió. Son unánimes: ¡existen muchas más pruebas de su existencia que de la existencia de otros personajes históricos como Julio César, por ejemplo, nacido cien años antes que él!
Citas
– “Este « hacerse uno de los nuestros » del Hijo de Dios acaeció en la mayor humildad, por ello no sorprende que la historiografía profana, pendiente de acontecimientos más clamorosos y de personajes más importantes, no le haya dedicado al principio sino fugaces, aunque significativas alusiones” (Juan Pablo II, Tertio millenio adveniente, 10 noviembre 1994, n. 5).
– Enciclopedia Británica, 15ª edición – A propósito de los testimonios independientes sobre Jesús: “Estos relatos independientes muestran que desde los primeros tiempos ni siquiera los adversarios del cristianismo dudaron jamás que Jesús haya realmente existido. No es sino a finales del siglo XVIII, durante el siglo XIX y a principios del siglo XX cuando la historicidad de Jesús fue puesta en duda por primera vez, por motivos insuficientes, por parte de diversos escritores”.
– Gran Enciclopedia Larousse : "Los historiadores serios son unánimes al afirmar sin duda que Jesús existió realmente” (Tomo 11, p 6699)
– Suetonio (testigo indirecto que prueba que 20 años después de la muerte de Cristo había cristianos activos en Roma): “Como los judíos no dejaban de crear problemas en la ciudad a instigación de un cierto Christus, él (Claudio) los expulsó de Roma" (Vida de Claudio, XXV.11) – La medida represiva de Claudio es por otro lado atestiguada en los Hechos de los Apóstoles (año 52, en Corinto, Pablo encuentra una familia judía que había sido expulsada de Roma (Hch 18, 2).
– Suetonio: “Él entregó a las torturas a los cristianos, raza adicta a una superstición nueva y culpable” (Vida de Nerón, XVI.3).
-Tácito: “el nombre de cristiano viene del nombre de Cristo, que fue condenado bajo el reinado de Tiberio, por el procurador Poncio Pilato , …” (Annales, 15.44)
– Plinio el Joven: “Los que negaron ser cristianos o haberlo sido, o bien invocaban a los dioses de acuerdo con la fórmula que yo les dictaba y sacrificaban mediante el incienso y el vino ante tu imagen que me había traído para este fin con las estatuas de los dioses, o bien maldecían a Cristo – cosas todas ellas que es imposible conseguir de aquellos que son realmente cristianos – pensé que debía ponerlos en libertad … [Los que dijeron que eran cristianos] afirman que toda su culpa o su error se limitaba a tener la costumbre de reunirse en un día fijo antes del amanecer y de cantar entre ellos alternativamente un himno a Cristo como a un dios … " (Cartas y Panegírico de Trajano: X/96/5-7) Este texto no afirma la existencia de Jesucristo, pero la confirma de forma indirecta: prueba que en efecto a comienzos del siglo II, hombres y mujeres creían firmemente en su existencia.
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