viernes, 11 de enero de 2019

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - "Humildad de Juan"

TIEMPO DE NAVIDAD
SÁBADO DE LA SEMANA II
12 de Enero

     San Agustín Obispo de Hipona

Humildad de Juan

    Surgió, pues, de los discípulos de Juan una cuestión con los judíos acerca de la purificación. Bautizaba Juan, bautizaba Cristo. Los discípulos de Juan se inquietaron. Se acudía a Cristo, se venía a Juan. De hecho, quienes venían a Juan, los enviaba a Jesús a ser bautizados; no eran enviados a Juan quienes eran bautizados por Jesús. Se turbaron los discípulos de Juan y comenzaron a tratar con los judíos una cuestión, como suele suceder. Has de entender que los judíos habían dicho que Cristo es mayor y que se debía acudir a su bautismo. Aquéllos, por no entender, defendían el bautismo de Juan. Se vino a Juan mismo para que resolviera la cuestión. Entienda Vuestra Caridad. También aquí se reconoce la utilidad de la humildad y se hace ver si, mientras los hombres erraban en esa cuestión, Juan quiso gloriarse ante sí. En efecto, quizá dijo: «Decís la verdad, con razón disputáis; mi bautismo es mejor. Para que sepáis que mi bautismo es ciertamente mejor, yo he bautizado a Cristo mismo». Bautizado Cristo, Juan podía decir esto. Si quisiera engrandecerse, ¡cuánto tenía de qué engrandecerse!

    Pero sabía mejor ante quién abajarse. Confesando, quiso ceder ante ese de quien sabía que él le antecedía por nacimiento. Entendía que su salvación está en Cristo. Ya había dicho antes: Todos nosotros hemos recibido de su plenitud . Y esto es confesar que es Dios, pues ¿cómo todos los hombres reciben de su plenitud si él no es Dios? Ciertamente, si él es hombre sin ser Dios, de la plenitud de Dios recibe también él y así no es Dios. Si, en cambio, todos los hombres reciben de su plenitud, él es la fuente, ellos los que beben. Quienes beben de la fuente, pueden tanto tener sed cuanto beber; la fuente nunca tiene sed, la fuente no se necesita a sí misma. Los hombres necesitan la fuente. Secas las entrañas, secas las fauces, corren a la fuente a reponerse. La fuente fluye para reponer; así el Señor Jesús.

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